Durante la Edad Media, la palabra herbario se refería a un libro de Botánica, específicamente relacionado con las plantas medicinales, en el que se enumeraban los productos naturales producidos por ellas, raramente de los animales y minerales, con valor terapéutico. Era un libro de medicamentos simples, integrados por un solo componente, procedentes de la naturaleza, especialmente de las plantas.
En el campo de las ciencias descriptivas, tales como la Botánica, la Zoología o la Anatomía, la transmisión más eficaz de la información es indudablemente facilitada si las descripciones pueden ser acompañadas por ilustraciones. Durante el período manuscrito, antes de la invención de la imprenta, los escritos se ilustraban para hacerlos más inteligibles; y con este fin se acompañaban los textos con ilustraciones coloreadas. No obstante, los sucesivos copistas, y esto ocurrió a lo largo de mil años, iban añadiendo progresivas distorsiones, por lo que las ilustraciones, en vez de resultar una ayuda, se convirtieron en un obstáculo para la claridad y precisión de las descripciones. Por otro lado, aquellos autores que renunciaron a incorporar en sus textos ilustraciones, comprobaron que las descripciones eran insuficientes para permitir el reconocimiento e identificación de las especies aludidas, especialmente teniendo en cuenta que las mismas plantas recibían nombres diferentes en los distintos lugares y el lenguaje botánico no estaba desarrollado.
El herbario tiene una larga tradición manuscrita. Desde finales de la antigüedad clásica y a lo largo de toda la Edad Media los tratados sobre las plantas y sus propiedades curativas se copiaron una y otra vez partiendo de los textos griegos. Durante ese proceso de copiado los textos originales fueron variando paulatinamente a causa de traducciones, interpolaciones de nuevos textos, influencias del mundo árabe, judío o bizantino, hasta el punto de que, partiendo de unos pocos textos originales, la variedad de los textos resultantes a finales de la Edad Media, en la época del nacimiento de la imprenta, era muy grande.
En el campo de las ciencias descriptivas, tales como la Botánica, la Zoología o la Anatomía, la transmisión más eficaz de la información es indudablemente facilitada si las descripciones pueden ser acompañadas por ilustraciones. Durante el período manuscrito, antes de la invención de la imprenta, los escritos se ilustraban para hacerlos más inteligibles; y con este fin se acompañaban los textos con ilustraciones coloreadas. No obstante, los sucesivos copistas, y esto ocurrió a lo largo de mil años, iban añadiendo progresivas distorsiones, por lo que las ilustraciones, en vez de resultar una ayuda, se convirtieron en un obstáculo para la claridad y precisión de las descripciones. Por otro lado, aquellos autores que renunciaron a incorporar en sus textos ilustraciones, comprobaron que las descripciones eran insuficientes para permitir el reconocimiento e identificación de las especies aludidas, especialmente teniendo en cuenta que las mismas plantas recibían nombres diferentes en los distintos lugares y el lenguaje botánico no estaba desarrollado.
El herbario tiene una larga tradición manuscrita. Desde finales de la antigüedad clásica y a lo largo de toda la Edad Media los tratados sobre las plantas y sus propiedades curativas se copiaron una y otra vez partiendo de los textos griegos. Durante ese proceso de copiado los textos originales fueron variando paulatinamente a causa de traducciones, interpolaciones de nuevos textos, influencias del mundo árabe, judío o bizantino, hasta el punto de que, partiendo de unos pocos textos originales, la variedad de los textos resultantes a finales de la Edad Media, en la época del nacimiento de la imprenta, era muy grande.
- el nombre de la planta,
- una lista de sus sinónimos,
- la descripción de sus características,
- su distribución geográfica y su hábitat,
- la enumeración de los primeros autores que han citado la planta,
- sus propiedades curativas,
- el modo de colectarla y prepararla,
- una lista de los medicamentos que se pueden preparar con ella,
- las enfermedades que cura y, por último,
- el nombre de la planta,
- una lista de sus sinónimos,
- la descripción de sus características,
- su distribución geográfica y su hábitat,
- la enumeración de los primeros autores que han citado la planta,
- sus propiedades curativas,
- el modo de colectarla y prepararla,
- una lista de los medicamentos que se pueden preparar con ella,
- las enfermedades que cura y, por último,
- las contraindicaciones.
En la historia del herbario medieval, se pueden formar dos períodos bien diferenciados, y que a grandes rasgos coinciden con la Alta y la Baja Edad Media. En el primer período, los herbarios tienen una fuente predominante, el tratado médico de Dioscórides, De Materia Medica, redactado en griego en el siglo I d. C., el cual se diseminó en multitud de variantes por toda Europa, hasta la llegada de la imprenta.
Edad Media
- Vincent de Beauvais (ca. 1190-1264) publica una importante compilación de los conocimientos de su tiempo. Más crítico y objetivo que el dominico Tomás de Cantimpré (1201-1263) en la misma época, prefiguró a los enciclopedistas del Renacimiento. Fue honrado nombrándolo "El Plinio de la edad Media
- San Alberto Magno, Albertus Magnus (1193 - 1280) filósofo (y maestro de Santo Tomás de Aquino) y alquimista, describe en De vegetalibus a numerosas plantas y diferencia por primera vez las monocotiledóneas de las dicotiledóneas según la estructura del tallo. Teorizó que la función del órgano controla su forma y por lo tanto es un elemento crucial de la clasificación. Esa visión se contrapuso con Aristóteles y con Teofrasto
A partir de los siglos XII y XIII se compilan nuevos herbarios, esta vez bajo la poderosa influencia de la Escuela Médica Salernitana, establecida en la ciudad italiana de Salerno que también aprovechaba la proximidad del monasterio de Montecassino.
Las influencias de Bizancio y del mundo árabe en la Italia meridional, hicieron que esa ciudad se convirtiera en un centro internacional de actividad médica, con influencia en todo el occidente medieval cristiano. Cualesquiera que hayan sido sus orígenes, lo cierto es que ya al comienzo del siglo XI ejercen y enseñan en Salerno médicos de renombre, que redactan breves tratados, con intencionalidad didáctica. Hacia finales de la Edad Media, entonces, aparece un nuevo tipo de herbario, todos ellos ilustrados.
Quizá el texto botánico que ejerció más autoridad fue el redactado por Matthaeus Platearius, conocido como «Circa instans», porque es con estas palabras con las que se inicia el texto. Describe cerca de quinientas plantas, con datos como su origen geográfico, su denominación griega y latina, condiciones para su conservación y sus principales virtudes. Sus fuentes son, en primer lugar De Materia Medica, en su versión latina, pero también otros textos de interés botánico, como el Herbarius de Apuleyo Platonico.
wikipedia.
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