Las plantas autóctonas son las propias de un país o región, no sólo nos ahorran agua y sistemas de riego que son poco económicos, sino también trabajo de cuidado y mantenimiento.
Revalorizar las especies autóctonas es clave para reconectar con lo propio de cada lugar, y representa una mirada respetuosa del ambiente, sus plantas, sus insectos y su tierra.
Sostienen el equilibrio del ecosistema y están adaptadas a vivir con el agua de lluvia o poco suministro externo. Sirven de alimento, refugio y sitio de reproducción para la fauna local, que reparte las semillas y poliniza las flores, atrayendo colibríes, mariposas y otras especies.
El uso de plantas autóctonas es una de las estrategias en que se basa el paisajismo sostenible, debido al creciente deterioro del ambiente. Las plantas nativas son un componente fundamental del paisaje original que ha sido desplazado, especialmente en las regiones urbanizadas. Su aprovechamiento paisajístico permite recuperar la valorización de los espacios verdes ya que brindan funcionalidad, economía de mantenimiento y eficiencia en la implantación.
Afortunadamente el diseño local revaloriza desde hace unos años los aspectos del paisaje local originario, generando aportes que reinterpretan la naturaleza como fuente de inspiración y sumando valores de sustentabilidad al proyecto.
“Nuestro paisaje formado por montes, bosques, selvas, montañas, praderas, ríos y arroyos, entre otros, sufre una constante presión por disminuir y desaparecer por la acción del hombre. Si bien el ambiente tiende a restaurarlo de forma dinámica, el crecimiento demográfico avanza en demasía para los tiempos de la naturaleza, por lo que se torna de máxima importancia la conservación del patrimonio de la flora nativa, y su contribución al cuidado del ambiente
En zonas de gran crecimiento poblacional, en las que en pocos años muchas hectáreas de campo han sido urbanizadas, es muy importante tener en cuenta esta mirada con criterios de sustentabilidad en el manejo de espacios verdes y por eso al momento de recomendar plantas a nuestros clientes tenemos especialmente en cuenta las especies de esta región. Esto impacta en la regulación climática, conservación del suelo, reservorio y mantenimiento de calidad de aguas, hábitat para animales silvestres, atractivo escénico, entre otros.
Entre las especies propias de esta zona pampeana podemos mencionar árboles como el sauce criollo, gramíneas como la cortadera y la cola de zorro, arbustos y hierbas como el tomillo, el jazmín amarillo o la margarita dulce.
Los seres humanos somos responsables de la conservación de las demás especies, por lo que debemos tener una visión ética de nuestro paso por el mundo, partiendo de conocer, respetar y valorar a la naturaleza en toda su dimensión.
El uso de plantas nativas ha sido un eje de trabajo por parte de pioneros que han forjado un camino de vanguardia al resignificar especies consideradas malas hierbas en contextos productivos y colocarlas en espacios de diseño con intencionalidades marcadas. Son buenos ejemplos Roberto Burle Marx, Gilles Clements o Ricardo Barbetti, que décadas atrás plantearon valores de estas especies no percibidos por sus contemporáneos.
Cada vez más proyectos, viveros y paisajistas se ven identificados en este universo que amplía la gama de especies, flores, follajes, formas y animales silvestres asociados a las plantas.
En la actualidad, el uso de plantas regionales ha ganado espacio y es tan aceptado que hasta los concursos de espacios públicos detallen este criterio como exigencia de las bases de llamados. Plazas urbanas, parques metropolitanos, forestaciones de rutas y autopistas y hasta espacios de decoración efímeros en muestras y exposiciones se vuelven escenarios para la vegetación nativa
de cada sitio.