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martes, 22 de septiembre de 2015

Historia de las Plantas de interior, sus orígenes

Hace más de 5.000 años que los chinos construían bellos jardines palacios y los adornaban con arbustos y flores cultivadas, cada uno colocado en su propio recipiente de cerámica.
Una de las imagenes más antiguas que se conservan de plantas en macetas procede del palacio de la reina Hatshepsut de Egipto, que reinó desde 1503-1482 a. de C. Es un bajorrelieve tallado en piedra, que adorna la tumba de la reina. Como la reina quería incienso, que se obtiene de un árbol llamado " Boswellia" , y sólo se hallaba en la tierra de Punt, en África Oriental, envió una expedición para buscar a estos árboles y traerlos.
No sólo se cultivaban plantas medicinales o culinarias, en muchas civilizaciones primitivas las plantas ornamentales gozaban de gran estima, en algunos antiguos dibujos chinos se ven azaleas y lirios en macetas decoradas, aunque eso sí era algo exclusivo de las personas adineradas. 

Tanto que,  en la India era un delito que un hombre común criase una orquídea, y en Japón pasaba lo mismo con las rosas y la palmera  kannon chiku, conocida como Rhapis excelsa.

 

Los babilonios eran jardineros expertos y los famosos Jardines Colgantes del rey Nabucodonosor tenían árboles que crecían en recipientes de cerámica porosa. El rey hizo plantar los jardines para su mujer quien en su exilio añoraba las plantas de su tierra.

El rey de Israel, Salomón, también fue un experto jardinero que cultivaba plantas medicinales e hizo experimentos de cultivos en agua y multiplicación por esqueje.
En la antigua Grecia ya empezaron a aparecer las agrupaciones de plantas en diversos recipientes. 
Cada año se celebraba el festival de Adonis(Dios de la fertilidad vegetal) y se plantaban " jardines de Adonis"para simbolizar la muerte y resurrección estacional del joven dios. Se sembraban semillas de rápida germinación en macetas, cestas y otros recipientes y durante ocho días se cuidaban hasta que estaban vigorosas. 
Entonces se agrupaban alrededor de los tempos de Adonis y se dejaba de cuidarlas por lo que se marchitaban y morían. Esta  costumbre se hizo muy popular entre el pueblo, llegando a nuestros días como adornos decorativos en escaleras, balcones y patios. 

En Roma también era característico en muchas casas las macetas en  interiores, para compensar el limitado espacio de jardines. La aportación más importante de los romanos fue el desarrollo de medios artificiales para cultivar plantas fuera de temporada. 
Se traían cargamentos de rosas de Alejandría y Cartagena y las hacían florecer en invierno mediante invernáculos especiales, que tenían un tejado de cristal transparente y se mantenían calientes pormedio de conducciones de agua caliente. También desarrollaron la técnica de " forzado" , rodeándolas de un canal lleno de agua caliente,gracias a este aumento de temperatura, y a la humedad, se conseguía que florecieran fuera de temporada.

Durante la Edad Media en Europa, el estudio de las técnicas de cultivo, los secretos de las plantas medicinales y condimentos vegetales estuvo en manos de los monjes, aunque apenas se cultivaban las plantas por su belleza. Se usaban las aromáticas repartidas por el suelo para que al ser pisadas desprendieran su aroma y se repartiera por toda la casa.

Fue en el Renacimiento cuando se recuperó el arte de la jardinería en recipientes. 
El humanista y arquitecto florentino León Battista Alberti diseñó un jardín a finales del siglo XV donde se exhibían en cubas de cerámica hiedras, mirtos, enebros, vides y limoneros. 
Los exploradores empezaron a traer plantas de todos l os rincones del Nuevo Mundo para ser plantadas, de las cuales algunas se adaptaban y otras no demasiado. Había plantas que en el siglo XVI,como el tomate por ejemplo sólo se usaba como ornamental porque se consideraba peligrosa para comer, lo mismo le sucedió a la judía escarlata de Sudamérica en el siglo XVII.

Según iban llegando a Europa más plantas, ciertas variedades raras y bellas  se convirtieron en moda, como sucedió con el tulipán   a principios del siglo XVII, del cual se trajeron bulbos silvestres de Oriente y se empezaron a hibridar para producir nuevos colores y formas para exhibirlos tanto en interiores como en exterior. 
Fue en los Países Bajos donde se empezó a comercializar con ellos durante la Guerra de los   " treinta años" ,tanto que se hicieron y perdieron auténticas fortunas, llegando a convertirse en una moneda, hasta que en 1637 se aprobó una ley para detener la especulación. Y aunque el mercado se desvaneció, Holanda sigue siendo el centro mundial del tulipán.

Los colonos que llegaron a América, también llevaron consigo muchas plantas europeas y las criaban en recipientes en sus casas y jardines, como calendula, habichuelas, claveles, alhelies, jacintos, hiedra, lirios,entre otras especies aromáticas y legumbres.

En 1819 se perfeccionaron los métodos de transporte cuando el doctor Livingstone, un botánico y cirujano de la Compañía de las Indias Orientales en Cantón, sugirió que debería adoptarse el método chino de criar plantas en macetas con mantillo fibroso y que las plantas debían ponerse en las macetas dos meses antes del viaje.
En 1834 Nathaniel Ward, descubrió que las plantas podían crecer en una caja cerrada de cristal, reciclando su propia humedad por transpiración,por lo que se podían incluso criar pequeñas selvas domésticas de plantas tropicales. Así se pudieron transportar ejemplares delicados, en perfectas condiciones y con  éxito   garantizado.
Así con la gran disponibilidad de plantas exóticas y al poder cultivarlas con éxito en estas cajas o invernáculos, se pusieron de moda entre la gente menos adinerada. 
Empezaban a demandarse helechos, orquídeas, dracaena, cissus, etc.   
La orquídea era una de las más buscadas y como crecían colgadas en las ramas superiores de los árboles comenzaron a talarse bosques enteros. 
En Inglaterra la familia Veitch empezó a experimentar y creó orquídeas híbridas, Streptocarpus, Hippeastrum y begonias
.
Ya a mediados del siglo XIX las plantas se convirtieron en un elemento esencial en muchos hogares. Se empezaron a construir complejos refugios para helechos como INVERNADEROS en miniatura. Las palmeras no podían faltan en ningún salón, así como los centros. Los cactus y crasas aparecieron en los años veinte.

miércoles, 15 de junio de 2011

Historia de la Jardinería

Aunque el cultivo de plantas para la alimentación se remonta milenios atrás en la historia, las primeras evidencias de jardines ornamentales se encuentran en las pinturas de las tumbas egípcias del año 1500 a. C., en las que se representan estanques con  flores de loto rodeados por hileras de acacias y palmeras.
En Egipto y Mesopotamia se originaron los primeros jardines.  Los diseños son muy geométricos.

Persia también posee su propia y antigua tradición en jardinería: se dice que Darío el Grande poseyó un “jardín paradisíaco” y los jardines colgantes de Babilonia, que Nabucodonosor II ordenó construir fueron conocidos como una de las siete maravillas del mundo.
La influencia se extendió a la Grecia post-alejandrina, donde alrededor del año 350 d. C. existían jardines en la Academia de Atenas, aunque el concepto de jardín griego era más religioso que de esparcimiento, por lo que preferían las largas avenidas plantadas de árboles donde se intercalaban estatuas a jardines proyectados.
Se cree que Teofrasto, que realizó escritos sobre botánica, recibió en herencia un jardín de Aristóteles. También Epicuro poseía un jardín, por donde paseaba e impartía sus enseñanzas y el cual legó a Hermarcus de Mitileno. Alcifrón menciona también jardines privados.
Los jardines antiguos más sobresalientes en el mundo occidental fueron los de Ptolomeo, en Alejandría, y la afición por esta práctica fue llevada a Roma por Lúculo.
Los frescos de Pompeya atestiguan su posterior y elaborado desarrollo y los romanos más acaudalados construyeron inmensos jardines con fuentes, setos y rocallas, muchas de cuyas ruinas se pueden ver todavía, como la Villa de Adriano.
Después del siglo IV, Bizancio y los árabes en España mantuvieron viva la práctica de la jardinería. El concepto islámico del jardín es la representación terrenal del paraíso que el Corán promete a sus fieles: el eje central son fuentes o largas  acaquias por donde fluye el agua a través de surtidores, flanqueadas por árboles frutales. Los jardines de la Alhambra y el Generalife en Granada y el Patio de los Naranjos en la Mezquita de Córdoba son dos ejemplos de este tipo de jardines.


Por esta misma época también había surgido en China el arte de la jardinería, pero con una concepción muy diferente: la visión de un jardín como lugar de aislamiento y contemplación de los elementos naturales, la tierra y el agua. Principios fundamentales en el taoísmo.
En Japón se desarrollaron con un estilo propio, creándose como aristocráticos paisajes minimalistas denominados taukiyama y, paralelamente, como austeros jardines Zen en los templos, los hiraniwa; aunque ambos tipos incorporaron elementos de los jardines chinos.
En el siglo XIII, la jardinería revivió en Europa en Languedoc y la Isla de Francia y a comienzos del Renacimiento surgieron los jardines de estilo italiano donde, en detrimento de las flores se utilizaba especies de arbustos como el boj y el mirto que se esculpían en variadas formas.
En el siglo XVI la Corona española construyó los primeros espacios públicos, jardines o parques arbolados destinados al paseo a pie y en coches de caballos, en forma de alamedascon fuentes, bancos y monumentos, entre los primeros y el más antiguo conservado es la Alameda de Hércules de Sevilla (1574).
En la Francia de finales del siglo XVI se desarrollaron los parterres franceses alcanzando su punto álgido con André le Nôtre. Este arquitecto, partiendo del estilo italiano impuso una concepción del jardín en el que crea espacios abiertos con parterres estilizados de pronunciadas formas geométricas. Las residencias reales francesas de Saint Cloud, Marly y Versalles son claros ejemplos de este estilo y los jardines de Aranjuez y La Granja de San Ildefonso serían el exponente español de no haber sido alterados por la tradición mediterránea que mantuvieron los árabes en España, manifiesta en una mayor sobriedad que los reyes españoles impusieron, con espacios más íntimos, con celosías, patios y setos, lo que supone una adaptación más adecuada al clima seco y cálido de la Meseta castellana.


Los jardines paisajistas ingleses surgieron con una nueva perspectiva en el siglo XVIII, la anticipación del Romanticismo se plasmó en ellos volviendo a las formas naturales, donde se mezclaban en aparente anarquía pequeños conjuntos boscosos con parterres llenos de flores y cuevas bajo colinas artificiales, creando juegos de luz y sombra que los envolvían de un carácter fantástico y melancólico.
El convulso siglo XIX trajo una plétora de revivificaciones históricas junto con la romántica jardinería de estilo campestre, la mosaicultura, que consistía en crear dibujos de variados diseños con flores y plantas y el modernismo español, que surge únicamente en Cataluña representado por el arquitecto Antonio Gaudí.
El siglo xx introdujo la jardinería en la planificación urbanística de las ciudades.
Texto Wikipedia

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El crisantemo, flor representativa del otoño japonés

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