sábado, 13 de julio de 2019

Aves de Buenos Aires, la que vemos en la cuidad.

Después de nuestra mini-guía de árboles, nos pareció que los pájaros se merecían su propia nota. ¿O acaso creyeron que los únicos pajaritos que viven en la ciudad son las palomas y los gorriones? En los parques y espacios verdes habitan muchísimas especies autóctonas e incluso versiones locales. Si prestan un poco de atención no les resultará difícil identificarlas y las fotos de la redacción, que encontrarán a continuación, les facilitará el trabajo. Así que abran bien los ojos y diríjanse rumbo a los Bosques de Palermo, a los parques CentenarioRivadaviaSaavedra y otros pulmones verdes de la ciudad!

1. Alegre chingolo, el gorrión con grillo (Zonotrichia capensis)

En realidad, este pajarito considerado erróneamente como una especie de gorrión, si bien presenta semejanzas con el gorrión europeo (passer domesticus), en realidad no forma parte de la misma familia. En Sudamérica es muy común y se lo conoce como alegre chingolo, con su característico collar color canela en la nuca, rayas negras en la cabeza y un pequeño jopo. Este pájaro “punk” de Buenos Aires es más difícil de ver si lo comparamos con su primo francés, introducido en la capital en el siglo XIX y bastante más visto en la zona urbana. Sin embargo si están en una zona arbolada, alcen la vista y seguramente reconocerán algún chingolo gracias al color anaranjado en su cuellito, su pequeña cresta.

2. Paloma Picazuro, paloma nuestra (Patagioenas picazuro)

La Paloma Picazuro, por su lado, sí pertenece a la misma familia de la paloma europea (columba livia), aunque esta especie columbiforme se encuentra exclusivamente en Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y Bolivia. Para algunos el origen de su nombre proviene del guaraní y significa “paloma amarga”. Es mucho más discreta que la paloma doméstica, y se puede observar fácilmente en cualquier espacio verde, parque y lugares con árboles. Su tamaño es un poco más grande que su pariente europeo y su plumaje es más oscuro, predomina el tono amarronado con destellos metalizados en las alas y cuello.

3. Colibrí, el más rápido y alegre (Chlorostilbon aureoventris)

Y sí, no lo vamos a ocultar, nuestro preferido es el colibrí. Para el viajero es realmente un encanto. ¿Quién no se enamora de este pequeñín de 9 cm, de colores intensos y brillantes en tonos de verde y azul? En Argentina lo llamamos picaflor, y es el ave americana por excelencia: existen entre 330 y 340 especies y en Argentina podemos apreciar 28 de ellas. La más conocida es el colibrí esmeralda todo un espectáculo en miniatura que sobrevuela algunos jardines de Buenos Aires. Deberán armarse de paciencia y esperar con los ojos bien abiertos. Un discreto “triit triit” y suave zumbido de abeja será la señal que indica su presencia. Sus largas alas se mueven muy rápido y se alimenta del néctar de las flores más coloridas, siendo las rojas de cáliz profundo sus preferidas. Se los puede ver entre las flores por la mañana o por la tarde en primavera y verano.

4. Hornero, el más trabajador de todos (Furnarius rufus)

¡Ni más ni menos que el ave nacional de Argentina! Y también presente en Uruguay, Brasil, Paraguay y Bolivia. Es uno de los componentes infaltables del paisaje urbano (y rural), y seguramente habrán oído su canto tan característico, que a veces entonan a dúo entre el macho y la hembra. Durante el período de reproducción, estos cantos sirven para que la pareja se comunique, ya que son monógamos. Entre abril y junio, la parejita feliz construye en conjunto el nido con barro y ramitas. Es una construcción maciza que puede llegar a pesar hasta 5 kg, y que se parece mucho a un horno de barro: es por eso que se lo llama así a este gran constructor. A pesar de su solidez, los horneros colorados construyen un nuevo nido todos los años.

5. Zorzal, el cantante empedernido (Turdus rufiventris)

Le gusta ser el primero, por eso si escuchan bien, es el pájaro que canta al alba en primavera, incluso en plena ciudad. Es el cantante matutino. Se hace referencia a sus notas musicales como melodiosas y repetitivas, por eso el que se ganó el nombre de “zorzal criollo” fue ni más ni menos que Carlos Gardel. Esta especie logró adaptarse muy bien al ambiente urbano, mide unos 22 centímetros y su plumaje en el vientre es de color bermejo mientras que su dorso es pardo grisáceo. Es omnívoro y se alimenta tanto de insectos, lombrices, caracoles como de granos por lo que resulta un aliado para esparcir las semillas de las plantas que consume.

6. Benteveo, el enmascarado con boina (Pitangus sulphuratus)

También llamado “tyran quiquivi”, está presente en todo el continente americano desde el sur de Texas hasta Argentina. Su canto, que consta de dos o tres sílabas, es el origen de su nombre y varía según la región, lo que explica la variedad de nombres comunes que tiene. No se puede confundir: un pecho y un vientre amarillo, la espalda y las alas de color gris oscuro, una banda negra a nivel del ojo. Se trata de un ave muy común que se puede ver tanto en la ciudad como en el campo, aunque no en el bosque. Forma parte de la vida cotidiana, hasta el punto en que muchas leyendas y creencias están asociadas con él. En Misiones, por ejemplo, se dice que es la reencarnación de una anciana tirana.

7. Calandria, imitador de alto vuelo (Mimus saturninus)

La calandria es de color marrón grisáceo, con el pecho más claro que el resto del cuerpo y una larga cola. La mayor parte del tiempo se la pasa a nivel del suelo, en busca de insectos y frutos para comer. Sus dotes como cantante son increíbles: se caracteriza por imitar con increíble precisión el sonido de otras especies de pájaros, incluyendo el silbido humano. Por  ese motivo, en Francia lo llaman “burlón pesado” (moqueur plombé), un verdadero mimo pero de los sonidos.

8. Tordo Renegrido, el invasor (Molothrus bonariensis)

De unos veinte centímetros, los tordos se caracterizan por su plumaje negro brillante con reflejos tornasolados. Las hembras son de color marrón, y pasan más desapercibidas. En algunas regiones, estos pájaros mantienen un vínculo especial con el ganado, paseándose parados sobre sus lomos. Por eso en francés se lo conoce como el “vaquero brillante” (vacher luisant). Como el cucú, pone sus huevos en el nido de otras especies y les dejan a los invadidos la responsabilidad de alimentar y criar a sus pichones. Se registraron centenares de especies que fueron parasitadas por este pajarito, entre otras el hornero y el alegre chingolo.
Fotos: Aude Labadie

miércoles, 3 de julio de 2019

Planta trepadora Combretum indicum

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Descripción general de la planta trepadora Combretum indicum

Combretum indicum es una planta trepadora arbustiva de tallos leñosos originaria de regiones tropicales del continente asiático. Pertenece a la familia botánica Combretaceae y antes estaba clasificada dentro del género Quisqualis (Quisqualis indica), son sinónimos. 
Es una planta muy apreciada por su rápido crecimiento y abundante floración. Actualmente sus valores ornamentales han provocado su introducción en países tropicales del Nuevo Mundo, Europa y África para el adorno de jardines exterioresde hogares y parques públicos. Popularmente esta planta se le conoce de diferentes maneras en dependencia de la localidad en donde crezca; los nombres más comunes son: PiscualaPicualaQuiscal, entre otros.
Vista de la floración típica de la planta trepadora Piscuala, Combretum indicum

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Esta especie se caracteriza por formar tallos muy ramificados que pueden cubrir aproximadamente a los 10 metros de ancho alturas entre los 5-9 metros (incluso más). Los tallos presentan un crecimiento trepador, son delgados y presentan una coloración pardo-verdosa; luego de crecer lo suficiente los tallos se va engrosando y se van haciendo leñosos. Esta planta presenta un crecimiento muy similar a la popular Buganvilla (Bougainvilleaspp.).
Las hojas se disponen alternas en los tallos, tienen forma elíptica con la base
redondeada
peciolos conspicuos y coloración verde clara a oscura. Además, miden de 10-15 cm de largo, se observa la nerviación de las hojas principalmente en el envés, tienen los márgenes enteros a poco ondulados y se mantienen durante todo el año en la planta (es una especie perenne).
Imagen relacionada
Las flores se disponen numerosas en los tallos, son tubulares (el tubo floral es muy delgado), la corola presenta de 4-7 “pétalos” (generalmente 5), miden aproximadamente 6.5-8 cm de largo por +/- 3 cm de diámetro en el extremo apical, presentan inicialmente una coloración blanca que se irá oscureciendo a roja-violácea con el paso del tiempo (las flores oscuras son aquellas que han terminado su desarrollo) y desprenden un aroma muy dulce.
La floración es principalmente atractiva por la gran cantidad de flores que produce la planta a la vez y la diversidad de colores que se puede observar en un mismo racimo floral. La época de floración comienza a principios de la primavera hasta finales del otoño; en climas donde los inviernos son muy suaves la planta puede florecer todo el año aunque con menos flores en comparación a las que produce en los meses más cálidos.

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Los frutos son ovoides con cuatro márgenes muy pronunciados y de consistencia dura. Cuando no están maduros presentan una coloración verde que irá cambiando al pardo-morado mientras maduran. Luego de madurar pierden la dureza y son muy fáciles de abrir para obtener las semillas.

Consejos para el cultivo de la planta trepadora Piscuala, Combretum indicum

Combretum indicum es una planta fácil de cuidar en el jardín y cuando alcanza grandes tallas es capaz de cuidarse por sí sola. A continuación sus cuidados básicos:

Iluminación:

Esta planta florecerá de forma abundantes y crecerá más rápido si se cultiva a pleno sol. Tolera crecer a semisombra pero las floraciones serán menos numerosas. Solo se deben cultivar bajo luz solar filtrada las plantas pequeñas

Temperaturas:

Requiere crecer en climas donde las temperaturas nunca disminuyan de los 3°C en ninguna época del año porque provocará la muerte de la planta. Su rango de temperaturas óptimo se encuentra entre los 15-35°C.
Otra imagen de la planta trepadora Piscuala, Combretum indicum

Sustrato:

Necesita un suelo con un buen aporte de nutrientes y un perfecto drenaje. Se recomienda utilizar sustratos ricos en materia orgánica o humus de lombriz. No tolera crecer en suelos que se encharquen con facilidad.

Frecuencia de riego:

En plantas pequeñas con regar 2-3 veces por semana en los meses más cálidos del año es suficiente. En invierno el riego debe ser más espaciado; preferiblemente 1 vez a la semana o cada 15 días en dependencia de las temperaturas. Las plantas adultas son capaces de sobrevivir con el agua de las precipitaciones ocasionales aunque en temporadas de sequía podemos regarlas un poco para que no pierdan mucho follaje.

Poda:

Podar todas las puntas de los tallos en temporadas invernales para incentivar la ramificación de la planta.

Plagas y enfermedades:

Es muy resistente a las plagas. Solo se observan problemas en esta planta por errores de cultivo

Multiplicación:

A partir de esquejes de tallos que no han completado la lignificación pero que no son totalmente verdes (semileñosos) de 15 cm o más de largo. Para lograr que arraiguen se deben aplicar hormonas de enraizamiento en el área del corte. También se multiplica por semillas.

domingo, 16 de junio de 2019

.Anguloa uniflora


FICHA TÉCNICA

Nombre científico o bien latino: Anguloa spp.
Nombre común o bien vulgar: Anguloa, Orquídea tulipán, Cuna de Venus
Familia: Orchidaceae (Orquidáceas).
Origen: Selvas húmedas de las montañas de Sudamérica: Colombia, Venezuela, Ecuador y Perú.
Etimología: El género fue nombrado en honor de Don Francisco de Angulo, Directivo General de Minas del Perú en el siglo XVIII.
Anguloa spp Ficha Técnica Y Cuidados
Anguloa spp Ficha Técnica Y Cuidados
La flor se semeja al tulipán, de ahí su nombre común de Orquídea tulipán.
El nombre de Cuna de Venus es por el labelo articulado que se «balancea» en el centro de la flor, como un bebé en su cuna.

ANGULOA ES UN GÉNERO CON UNAS ONCE ESPECIES DE ORQUÍDEAS EPÍFITAS SIMPODIALES, CIERTAS, TERRESTRES.

Hojas de cuarenta a ochenta cm de largo, con pliegues, lanceolodas, sobre pseudobulbos muy grandes.
Estas plantas se identifican por tener grandes pseudobulbos, los que pierden sus hojas de año en año (siendo estas hojas delgadas y alcanzando hasta un metro de longitud), entrando de esta manera la planta en un estado de reposo.
Cuando renuevan su desarrollo, asimismo aparecen las flores (aflorando de los pseudobulbos), tal como los nuevos brotes.
Las flores con los pétalos y sépalos forman especies de copas con un labio erecto y balanceado y cuatro polinias en estípite alargado y cuadrangular conectado a un viscidio redondeado.
El polinizador natural de este género es una enorme abeja macho (euglossine) que al salir de la flor entre el labio y la columna arrastra consigo el polen.
La floración dura un mes.
Longevidad: La planta puede vivir de tres a diez años.

CUIDADOS

Luz: Cerca de una ventana, mas jamás deben ponerse bajo la luz directa del sol, puesto que se quemarían las hojas de forma fácil.
Temperaturas: La temperatura inmejorable para su cultivo cambia entre los 12°C y 16°C en las noches y entre 20°C y 25°C en el día.

UNA EXTENSA DIFERENCIA DE TEMPERATURA ENTRE EL DÍA Y LA NOCHE Y EL FRESCOR INVERNAL DEJA QUE SE GENERE LA FLORACIÓN.

Humedad ambiental: Humedad alta, mas no pulverice, la vaporización con agua mácula las hojas, ponga las Anguloas sobre grava mojada. En lugares con mucha humedad requieren una brisa continua de aire para eludir una saturación excesiva de esta.
Riego: dos veces a la semana, hasta la caída de los hojas, entonces, cada diez ó doce días.
El exceso de agua mácula sus hojas y pudre raíces y pseudobulbos.
Abonado: Fertilizante equilibrado, que aporte lo mismo de ázoe, fósforo y potasio, así sea soluble o bien foliar. A lo largo del desarrollo, agregar un abono líquido para orquídeas cada 3 riegos.
Trasplante: De año en año o bien cada dos años, debido a la descomposición del sustrato (un sustrato descompuesto afecta el drenaje y contribuye a la pudrición de las raíces), o bien ya antes en dependencia de cada caso en particular.
La temporada ideal es final del invierno, a una maceta de plástico o bien de terracota horadada con un sustrato compuesto de cortezas, lignito de leña, perlita y turba.
Multiplicación: Por división de mata, en otoño.

jueves, 13 de junio de 2019

Árboles con historia, de Buenos Aire.

os árboles tienen probabilidades de vivir muchos años, algunos ejemplares de ciertas especies llegan a tener milenios. En algunas ocasiones pueden convertirse en testigos de acontecimientos históricos y entonces se los reverencian y cuidan de una manera especial. En la ciudad de Buenos Aires hay seis árboles catalogados como históricos y nueve retoños de árboles históricos.
Otros árboles son declarados notables y, a veces, la característica de "notable" se la da la prepotencia de su vigor y gran edad, entonces se habla de árboles monumentales. También pueden ser notables por sus características ornamentales excepcionales o su valor botánico. Otras veces, porque son significativos para la comunidad o porque se plantaron en homenaje de alguna persona destacada o como recordatorio de cierto hecho especial, para que perdure vívidamente en el futuro.
Magnolias del Protomedicato (Magnolia grandiflora) y Magnolia de Avellaneda (Magnolia grandiflora).
Magnolias del Protomedicato (Magnolia grandiflora) y Magnolia de Avellaneda (Magnolia grandiflora). Fuente: Jardín - Crédito: Inés Clusellas
En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires hay pocos árboles históricos, aunque casi 600 fueron declarados notables. Son árboles históricos las magnolias del Protomedicato (Humberto 1º 343) en San Telmo. Muy antiguas, se encuentran vigorosas buscando en altura el sol. Se cree que fueron plantadas en el siglo XVIII, en la sede de un tribunal de médicos avalados por la Corona española que actuaba como evaluador de postulantes a practicar la medicina. Actualmente, en ese lugar se encuentra la Escuela N° 22, Dr. Guillermo Rawson.
Hay otra magnolia histórica -también como las anteriores perteneciente a la especie Magnolia grandiflora-, que fue plantada en la inauguración del Parque Tres de Febrero de Palermo en 1875. La creación del parque fue impulsada por Sarmiento, sobre terrenos que habían pertenecido a Rosas. Parece que el impetuoso Sarmiento esperaba inaugurar el parque bajo su presidencia, pero el acto ocurrió bajo la presidencia de su sucesor, Nicolás Avellaneda. Entre ambos hubo un entredicho por la elección de la especie a plantar y ganó la disputa Avellaneda. La magnolia sigue en pie.
Aguaribay del Perito Moreno (Schinus areira).
Aguaribay del Perito Moreno (Schinus areira). Fuente: Jardín - Crédito: Inés Clusellas
El aguaribay del Perito Moreno data probablemente de 1872. Es un aguaribay que aún sobrevive en lo que es hoy el Instituto Bernasconi, en Parque Patricios. Lo plantó Francisco Pascasio Moreno, muy joven, en su quinta familiar, al crear un lugar para albergar su primera colección museológica, que con los años sería la base del Museo de La Plata. Este apasionado naturalista y geógrafo fue el impulsor de la creación del primer Parque Nacional: el Nahuel Huapi. Luego de retirarse de sus funciones como director del Museo de La Plata, volvió a esa casa donde creó comedores gratuitos para niños carenciados del lugar.
Izq.: Ceibo de Alvear (Erythrina falcata). Der.: Retoño del pacará de Segurola (Enterolobium contortisiliquum).
Izq.: Ceibo de Alvear (Erythrina falcata). Der.: Retoño del pacará de Segurola (Enterolobium contortisiliquum).Fuente: Jardín - Crédito: Inés Clusellas
En la esquina de la calle Puan y Baldomero Fernández Moreno, cerca de Parque Chacabuco, hay un retoño de un pacará Enterolobium contortisiliquum) histórico, también llamado coloquialmente timbó. El árbol original fue plantado cerca de 1770, en la quinta de una familia tradicional a la que pertenecía Saturnino Segurola. Este sacerdote, a principios del siglo XIX (entre 1810 y 1830), aplicaba con el aval del Cabildo la primera vacuna de la historia, que prevenía la viruela. Parece ser que el lugar de aplicación de las vacunas era al amparo del ya añoso árbol, bajo el cual se realizaban tertulias vecinales luego de la tarea. El árbol original fue removido en 1990 y luego reemplazado por un retoño.
La Plaza Lavalle es rica en árboles históricos y notables. Se destaca por su edad el ceibo de Jujuy ( Erythrina falcata), conocido como el ceibo de Alvear, que fue plantado en la inauguración de la plaza en 1878. El ejemplar fue apuntalado porque desde hace mucho tiempo está inclinado. Esta especie norteña es un pariente cercano del ceibo que tiene flores que son símbolo nacional, pero es un árbol mucho más corpulento.
Esterculia de Plaza Lavalle (Sterculia monosperma).
Esterculia de Plaza Lavalle (Sterculia monosperma). Fuente: Jardín - Crédito: Inés Clusellas
En Plaza Lavalle también hay un árbol notable por la rareza de la especie dentro del arbolado público: una esterculia Sterculia monosperma), una especie originaria de la China y de clima subtropical, con semillas comestibles.
Gomeros de la Plaza San Martín de Tours (Ficus macrophylla).
Gomeros de la Plaza San Martín de Tours (Ficus macrophylla). Fuente: Jardín - Crédito: Inés Clusellas
Muy añosos son los gomeros de la Recoleta, en la Plaza San Martín de Tours. Están emplazados en el lugar donde estuvo la finca de Martín Altolaguirre, quien los plantó a principios del siglo XIX. Al igual que el gomero de la Plaza Lavalle, pertenecen a la especie Ficus macrophylla y son notables por su monumentalidad. Entre los retoños están los del "Árbol de Artigas" en Plaza República del Uruguay y en la Plaza 25 de Agosto.
Retoño del árbol de Artigas (Peltophorum dubium).
Retoño del árbol de Artigas (Peltophorum dubium). Fuente: Jardín - Crédito: Inés Clusellas
El prócer uruguayo vivió sus últimos años en el Paraguay y en su finca había un ibirá pitá Peltophorum dubium) bajo el cual se dice que pasó muchas horas de su exilio. De ese árbol han partido muchos "hijos" para homenajearlo.
En las Barrancas de Belgrano hay un retoño del pino de San Lorenzo. El pino original ( Pinus pinea), arraigado en el convento San Carlos en Santa Fe, es posible que le haya dado cobijo a San Martín mientras firmaba el acta de la Batalla de San Lorenzo en el año 1813. El original, luego de una larga decadencia y con más de 200 años, tuvo su fin luego de una tormenta, pero ya a mediados del siglo XX se distribuían y plantaban sus retoños.

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La palmera Yatay

  LA PALMERA YATAY Butia yatay es una especie de la familia de las palmeras (Arecaceae). Es la palmera más alta del género Butia. Descripció...