Los macronutrientes se representan por las siglas N-P-K que equivalen por el mismo orden a nitrógeno, fósforo y potasio. Aunque también se incluyen en esta categoría el calcio, el azufre y el magnesio aunque las plantas los consuman un poco menos que los primeros. Los micronutrientes son también imprescindibles para las plantas aunque éstas los consuman en cantidades mucho más pequeñas. Entre ellos nos encontramos con los siguientes elementos químicos: boro, hierro, zinc, manganeso, cobre, molibdeno y cloro. Cuando en un envase de fertilizante comercial vemos una serie numérica tal como 4-14-8 por ejemplo significa que contiene un 4% de nitrógeno, un 14% de fósfor y un 8% de potasio.
El nitrógeno (N) es indispensable para la estructura del tejido de las hojas. Favorece la formación de éstas y estimula el desarrollo de los brotes.
El fósforo (P) es un elemento esencial para la reproducción de las plantas. Proporciona una mayor floración y fructificación y refuerza los tejidos de las plantas al tiempo que estimula el crecimiento de las raíces.
El potasio (K) es el metabolizante que favorece el desarrollo de los azúcares y almidones que alimentan a la planta. Aumenta la resistencia a la sequía. Refuerza las raíces e intensifica el color y el sabor de la fruta complementando la acción del fósforo.
Los fertilizantes se dividen en orgánicos e inorgánicos. De entre los orgánicos cabe destacar la harina de huesos como fertilizante nitrogenado. Contiene también calcio y fósforo. No hay que mezclarlo con rocas calizas que neutralizan sus propiedades.
La harina de sangre es muy rica en nitrógeno. Se absorbe rápidamente cuando la enterramos unos 15 cm bajo tierra.
El compost es uno de los abonos orgánicos más completos al tiempo que mejora considerablemente la estructura del suelo.
La torta de ricino es un residuo de la extracción del aceite de ricino. Es muy rico en nitrógeno y tiene acción nematicida. Hay que tener cuidado con las mascotas pues el ricino es tóxico para ellas.
El humus de lombriz es un estupendo fertilizante. Estos anélidos digieren el estiércol animal con lo que las plantas pueden tomar rápidamente sus nutrientes.
El estiércol es rico en nutrientes y también en fibra con lo que nos mejorará la estructura del suelo. Hemos de usar siempre estiércol bien curado para evitar que su fermentación dañe las raíces de nuestras plantas.
Los fertilizantes inorgánicos se obtienen a partir de materias primas de origen mineral. El nitrato de Chile se presenta en forma de pequeñas bolitas y es muy rico en nitrógeno, un 16%. También sirve como corrector de la acidez del suelo al ser alcalino. Debe usarse tras la lluvia o el riego para evitar que pueda quemar las raíces.
El sulfato amónico todavía es más rico en nitrógeno, 20%. Aumenta la acidez del suelo al contrario que el nitrato de Chile.
El nitrato potásico contiene un 15% de nitrógeno y un 15% de potasio. Tiene pues una doble acción y favorece tanto la formación y desarrollo del follaje y la planta como del florecimiento y fructificación.
El superfosfato contiene un 18% de fósforo y se usa por tanto para fomentar la floración y la producción de fruta. Si se ha corregido el terreno con piedra caliza en un plazo de 6 meses no hay que usar el superfosfato pues pierde gran parte de su acción.
El cloruro de potasio contiene casi un 50% de potasio. Se trata de una sal altamente higroscópica que debe guardarse en un envase hermético pues absorbe la humedad ambiental.
El sulfato de potasio es uno de los elementos más equilibrados en cuanto al potasio. Gracias a su acción alcalinizante se usa para corregir la acidez del suelo.