Resumen
El aguaribay (Schinus molle – Anacardiaceae) es originario de la región andina peruana, y ac-
tualmente se distribuye en Argentina, sureste de Brasil, Perú, Colombia, Ecuador, Uruguay, oeste
de México, Guatemala e Islas Canarias. A pesar de tratarse de una especie muy empleada como
medicinal, no se realizaron hasta el momento estudios farmacológicos de importancia.
Parte utilizada
Hojas y frutos. En menor medida la corteza.
Historia
La resina del aguaribay era empleada por los indios
araucanos en los ceremoniales de consagración de
las curanderas (machis). Los incas lo llamaban “ár-
bol de la vida” debido a la tradición incaica de em-
balsamar los cuerpos de los muertos con su resina
para una mejor conservación. También lo emplea-
ban como alimento y medicina. El nombre de molle
corresponde a una voz quichua (mulli) acuñada en
la literatura por Middendorf en 1890. Por fermen-
tación de los frutos en agua preparaban la “chicha”,
bebida alcohólica que también puede prepararse
por fermentación del maíz, y con la resina fragan-
te hacían emplastos para cicatrizar heridas, úlceras
y fracturas.
En el Perú, Soukup (1986) indica que los antiguos
peruanos cultivaban el molle por su aspecto parti-
cular, por sus frutos con los que hacían una bebida
fermentada, que hoy llamamos “chicha de molle”,
la que preparaban restregando los frutos maduros
suavemente entre las manos en agua caliente, hasta
que el agua tuviera sabor dulzaíno, procurando no
disolver el amargo de éstos; este líquido era filtrado
en un lienzo, y dejado fermentar durante 3 ó 4 días.
Esta chicha se bebía sola, o mezclada con chicha
de maíz, emborrachándose también con ella; se le
bebía también porque se le atribuían propiedades
medicamentosas: “para males de orina, hijada, ri-
ñones y vejiga”. Soukup también hace referencia a
gracilazo de la Vega y a Valdizán, describiendo el uso
de la tintura de los frutos en frotaciones en el reu-
matismo agudo, de la resina para obturar muelas
cariadas y dolorosas, de los brotes tiernos soasados
en los dolores reumáticos, de las ramas en diversas
formas en la curación del “susto”, de la resina como
purgante y la ceniza en la preparación del jabón.
El zumo de las hojas lo disolvían con leche y lo em-
pleaban como colirio anticonjuntival, en tanto que
los frutos cocidos eran suministrados como diuré-
ticos.
En la época de las Misiones, los jesuitas
del Uruguay preparaban el llamado “Bálsamo de las
Misiones o de los Jesuitas” al cual le atribuían pro-
piedades de “sanalotodo”. Este árbol solía adornar
muchas calles y plazas, pero luego de las conquistas
fueron talados en su mayor parte para producir car-
bón vegetal.
En Estados Unidos de América fue introduci-
do por las misiones españolas, mientras que en Mé-
xico se introdujeron semillas provenientes de Perú.
En el siglo XVI es introducido en las zonas templadas
y subtropicales del mediterráneo. En el siglo XIX se
empleaba para falsificar la pimienta, de ahí su deno-
minación de árbol de la pimienta o falso pimentero.
Usos etnomedicinales
La corteza junto a
las hojas se emplean en forma de infusión en casos
de piorrea, blenorragia (también el aceite esencial)
y como antiinflamatorio general. çLas hojas en fric-
ción sobre el cuerpo se emplean como insecticida.
La corteza seca y molida se emplea en uso tópico,
como antiinflamatorio y antiséptico.
La resina como
purgante, antirreumático, antibronquítico, para el
dolor de muelas y como desinfectante tópico (Alon-
so, 2004; Quiroga et al., 2004).
En Perú utilizan las hojas tiernas en infusión para
combatir cólicos estomacales. A su vez, las hojas y
tallos jóvenes se emplean en decocción para lavar
heridas y grietas cutáneas. La oleorresina como ci-
catrizante, en casos de dolor de muelas y como pur-
gante. Con este último fin también utilizan las semi-
llas. El macerado de las hojas lo emplean para com-
batir áfidos y pulgones (Cabieses, 1993; Palacios
Vaccaro, 1997; Velasco Negueruela et al., 1995).
En Bolivia preparan un macerado de hojas y lo apli-
can sobre los granos de maíz para protegerlos de los
parásitos.
En México emplean el zumo de las hojas
en casos de oftalmopatías, reumatismo y blenorra-
gia, mientras que el cocimiento de las hojas como
diurético y en forma de baños para el prolapso ute-
rino.
El fruto como carminativo y antiblenorrágico.
En Chile preparan un extracto fluido o tintura con
la corteza, la cual emplean como estimulante, anti-
rreumático, astringente, antidiarreica y en casos de
hemoptisis. En Brasil se emplea la corteza y hojas
secas en casos de fiebre, bronquitis, tos, dismeno-
rrea, gripe, diarrea, edemas e inflamaciones en ge-
neral
En Guatemala emplean la resina aplicada directa-
mente sobre caries dolorosas, sienes (cefaleas),
como cicatrizante y purgante. Con los frutos y las
hojas hacen una tintura para frotar sobre zonas do-
lorosas. La infusión de las hojas es empleada para
realizar gárgaras en casos de amigdalitis.
Formas galénicas – Dosis sugeridas Ante la duda consulte a su médico.
Infusión: De las hojas al 1%. Tomar 3 tazas diarias.
Tintura: 20 g (hojas) en 100 cc de alcohol de 70o.
Tomar 30 gotas, 3 veces al día.
Fuente: Plantas Medicinales Autoctonas de la Argentina